El kétchup, la mayonesa, la miel y los productos que contienen huevo líquido tienen una característica en común: la viscosidad. Además, de todos estos productos se espera que tengan un buen sabor y que entren por los ojos.
Con los aceites comestibles, por ejemplo, resulta imprescindible que mantengan las propiedades de su característico sabor y los valores nutricionales. Y, por el contrario, es importante eliminar la turbidez y la materia en suspensión, los ácidos grasos, los agentes colorantes y la contaminación, así como los componentes de sabor y olor no deseados. Gracias a las superficies con una profundidad de rugosidad muy baja, y con un balance optimizado entre la profundidad de estampado y el perfil de la placa, nuestros intercambiadores de calor de placas proporcionan un procesamiento delicado y un flujo uniforme, también para materiales con viscosidad relativamente alta, partículas o incluso trozos pequeños. Los cortos intervalos de parada garantizan una decoloración mínima y un sabor superior. También disponemos de materiales especiales para las recetas saladas, como aceros inoxidables austeníticos y titanio.
Compartir esta página